Descubrirla, como sucede con muchos grandes hallazgos, fue más mérito de la casualidad que de otra cosa. Fue hace una década, casi al final del siglo XX. Habíamos viajado con un amigo a la vecina localidad catarinense de Pinheira, lugar al que llegábamos buscando alternativas a la sobresaturada Florianópolis de temporada.
Eran tiempos en que pasar un verano en alguna playa de la capital de Santa Catarina era casi lo mismo que quedarse en Argentina, difícilmente por esos años uno escuchaba algo de portugués en la isla de Santa Catarina. Para un joven viajero en busca de sorpresas y novedades internacionales, la floripa argentinizada de fines de los 90, no era la mejor opción.
Contra ese escenario Pinheira, playa ubicada en el municipio de Palhoça a sólo 50 kilómetros de Florianópolis, había sido la recomendación exótica y alternativa de un compañero de trabajo, el dato que nos sacaría del lugar común. Entre sus principales virtudes se destacaba que prácticamente ningún argentino la conocía, y que era bastante más barata que las playas de la famosa isla-capital catarinense.
Como llegar a Gurda do Embau
Bajamos del ómnibus Pluma en la ruta y nos sentamos en un puesto entre la ruta BR-101 y el camino indicado por nuestro amigo, y esperábamos pacientemente el bus que nos llevaría hasta Pinheira, cuando aparecieron 3 chicas paulistas. Enseguida empezamos a hablar y nos contaron que iban a una extraña playa anterior en el recorrido del ómnibus hacia Pinheira, playa ésta que llevaba el nombre de Guarda do Embaú.
Cuando les preguntamos que había de bueno ahí, respondieron con un par de razones no demasiado coherentes. Pese a mi juventud, a esa altura yo ya era veterano y experto en playas de Brasil, y jamás en mi vida había oído nombre de playa tan extraño, las chicas continuaron hablando de reggae, rock y surf para justificar su elección playera, y mientras nos contaban se reían con soberbia capitalina de la lentitud de unos catarinenses que trabajaban a ritmo pueblerino en las cercanías.
Pinheira resultó una playa linda y tranquila, con casi nadie que hablara español y atractivos dignos de destacar en otro artículo. Pero el lugar era demasiado familiar, con turismo exclusivamente local y pocas opciones nocturnas. Un día, aburridos de la excesiva calma pinheirense, nos fuimos caminando hasta la exótica playa de nombre indígena referida por las chicas de la estrada de pinheira.
Guarda do Embau
Llegamos luego de una caminata no demasiado larga, y apenas caminar las primeras cuadras de la aldea de pescadores, fue la sensación inmediata de descubrir un secreto. Algunos rastas, hippies y surfistas se nos cruzaban en el camino de tierra y arena, y entre ellos una multitud inconcebible y desproporcionada de mujeres bellísimas. Seguimos caminando en busca del mar, sorprendidos frente al espontaneo desfile de mujeres perfectas y naturales, y sobre todo humillados en nuestra soberbia argentina por la prueba irrefutable de que las mujeres más lindas del mundo no estaban en Buenos Aires como siempre habíamos creído.
Que hacer en Guarda do Embau
Al llegar al final de la aldea y nos sentamos a orillas del Rio da Madre a ver las canoas que cruzaban a la playa. Las humildes canoas de madera viajaban colmadas de chicas una más linda que la otra. Pensamos por un momento que nos habíamos muerto en alguna parte del camino desde Pinheira, y que Dios nos había regalado el paraíso a cambio de nuestra bondad en vida.
Booking.comero la explicación reveladora no se demoró en llegar: Guarda do Embaú era un paraíso pero sólo terrenal, y la desproporcionada cantidad de mujeres hermosas se debía a que un joven galán de telenovela brasileña de moda se había enamorado de la aldea, había instalado una pequeña posada y se había mudado a la soledad de la playa más linda y desconocida de Santa Catarina, con la idea de olvidarse que existía el mundo. Sin embargo el dato se había filtrado en algún diario o revista, y entonces las chicas más lindas de Brasil llegaban en masa, quizás con la secreta (e ilusa) intensión, de un amor de verano con la celebridad del momento, o al menos con cruzar una miradas y sonrisas con el codiciado actor.
Ecología y Surf
Guarda do Embáu es considerada por algunas guías como una de las 10 playas más lindas de todo el litoral brasileño; aunque personalmente descreo bastante de los criterios según los cuales se establecen estos parámetros de belleza playera, en este caso particular debo coincidir en el hecho de que Guarda es una playa de una belleza natural espectacular y única. Buena parte de su original belleza natural se basa en el hecho de que la playa principal que le da nombre a la aldea, se encuentra entre un río y el océano Atlántico, y está delimitada al sur, norte y oeste por los hermosos morros del estado de Santa Catarina.
La playa en si misma no tiene ninguna construcción excepto una torre de control, es básicamente una banda de arena aislada del continente salpicada por pequeñas dunas de arena blanca a la que se accede cruzando el río da madre en canoas, a nado o incluso caminando con el agua al cuello durante la marea baja.
Una vez del otro lado apenas alejarse de la gente que se acumula en el sector más cercano a donde llegan las canoas, se siente en todos los sentidos la libertad y desconexión del mundo como sólo es posible encontrar en muy pocos lugares del litoral brasileño.
